martes, 27 de septiembre de 2011

EL FETICHISMO

Asombra la capacidad del capitalismo para anclarse en el alma humana, para permanecer, perpetuarse, a pesar de ser un sistema que ha traído miseria espiritual y material, que nos conduce a la extinción de la vida. Es importante estudiar la relación entre la forma económica capitalista, y la espiritualidad capitalista, garantía de la perpetuación del sistema que le da origen.

Consideremos primero el modo de producción capitalista, para esto llamemos en nuestro auxilio a Isaac Illich Rubin quien en su libro, "Ensayos Sobre la Teoría Marxista del Valor", considerado un clásico de la teoría marxista, escribe:

… "la característica distintiva de la economía mercantil es que los administradores y organizadores de la producción son productores independientes de mercancías (pequeños propietarios o grandes empresarios). Toda empresa particular privada, es autónoma es decir, su propietario es independiente, sólo cuida de sus propios intereses, y decide el tipo y la cantidad de bienes que producirá. (…) La producción es administrada directamente por productores de mercancías separados y no por la sociedad. Ésta no regula directamente la actividad laboral de sus miembros, no prescribe lo que debe producirse ni cuánto debe producirse. Por otro lado, todo productor de mercancía elabora mercancías, esto es, productos que no están destinados a su uso personal, sino al mercado, a la sociedad. La división social une a todos los productores de mercancías en un sistema unificado que recibe el nombre de economía nacional, es un "organismo productivo" cuyas partes se hallan mutuamente relacionadas y condicionadas. ¿Cómo surge esa conexión? Por el intercambio, por el mercado, donde las mercancías de cada productor individual aparecen en forma despersonalizada como ejemplares separados de un tipo determinado de mercancías, independientemente de quien las produjo, o dónde, o en qué condiciones específicas. Las mercancías, los productos de los productores individuales de mercancías, circulan y son evaluadas en el mercado. (…) Debido a la estructura atomista de la sociedad mercantil y a la ausencia de una regulación social directa de la actividad laboral de los miembros de la sociedad, las conexiones entre las firmas individuales autónomas, privadas, se realizan y mantienen a través de las mercancías, las cosas, los productos del trabajo."

Marx, a propósito del fetichismo, escribe en El Capital:

"Lo misterioso de la forma mercantil consiste sencillamente, pues, en que la misma refleja ante los hombres el carácter social de su propio trabajo como caracteres objetivos inherentes a los productos del trabajo, como propiedades sociales naturales de dichas cosas, y, por ende, en que también refleja la relación social que media entre los productores y el trabajo global, como una relación social entre los objetos, existente al margen de los productores. Es por medio de este quid pro quo [tomar una cosa por otra] como los productos del trabajo se convierten en mercancías, en cosas sensorialmente suprasensibles o sociales. (…) la forma de mercancía y la relación de valor entre los productos del trabajo en que dicha forma se representa, no tienen absolutamente nada que ver con la naturaleza física de los mismos ni con las relaciones, propias de cosas, que se derivan de tal naturaleza. Lo que aquí adopta, para los hombres, la forma fantasmagórica de una relación entre cosas, es sólo la relación social determinada existente entre aquéllos. De ahí que para hallar una analogía pertinente debamos buscar amparo en las neblinosas comarcas del mundo religioso. En éste los productos de la mente humana parecen figuras autónomas, dotadas de vida propia, en relación unas con otras y con los hombres. Otro tanto ocurre en el mundo de las mercancías con los productos de la mano humana. A esto llamo el fetichismo, que se adhiere a los productos del trabajo no bien se los produce como mercancías, y que es inseparable de la producción mercantil.

Ese carácter fetichista del mundo de las mercancías se origina, como el análisis precedente lo ha demostrado, en la peculiar índole social del trabajo que produce mercancías. Si los objetos para el uso se convierten en mercancías, ello se debe únicamente a que son productos de trabajos privados ejercidos independientemente los unos de los otros. El complejo de estos trabajos privados es lo que constituye el trabajo social global. Como los productores no entran en contacto social hasta que intercambian los productos de su trabajo, los atributos específicamente sociales de esos trabajos privados no se manifiestan sino en el marco de dicho intercambio. O en otras palabras: de hecho, los trabajos privados no alcanzan realidad como partes del trabajo social en su conjunto, sino por medio de las relaciones que el intercambio establece entre los productos del trabajo y, a través de los mismos, entre los productores."

Rubin, continúa escribiendo:

"La relación básica de la sociedad mercantil, la relación entre los propietarios de mercancías, es la compra y la venta".

Ahora bien, el fetichismo que se expresa en la producción capitalista, ese convertir las relaciones sociales, que son relaciones entre los hombres, en relaciones entre las cosas, impregna a toda las actividades sociales. El hombre del capitalismo se relaciona entre sí en cuanto mercancía, se comporta como mercancía, y sus relaciones están signadas por la compra y la venta. Todo se compra, todo se vende.

La base del capitalismo es la propiedad no social de los medios de producción, concluimos que mientras ésta sea la forma hegemónica, en tanto no se sustituya por la Propiedad Social, el fetichismo será determinante, y el hombre será un esclavo de las cosas.

martes, 20 de septiembre de 2011

LOS DIOSES NO SE SUICIDAN

Cuando comió la manzana, en el momento que una fracción de la sociedad se apropió de los medios de producción, el hombre fue expulsado del Paraíso. Desde ese instante su vida es la búsqueda del camino de la redención. Así vive el humano con el desasosiego de ser lobo del hombre, y la ilusión de volver al reino de la fraternidad, de regresar al Paraíso, de tomar el cielo por asalto, ese es el motor de la historia.

La búsqueda del camino de retorno a la tierra del amor, está poblado de teorías y acciones. Larga es la marcha, hermosos los intentos, a veces parece que se tocan las puertas celestiales, y a veces se siente cerca el fuego del infierno. Es difícil desterrar a los dioses que nos gobiernan desde que fuimos expulsados del Edén.

Los intentos, las revoluciones para zafarse de la cultura de la explotación que se instaura con la propiedad no social de los medios de producción, se dividen tradicionalmente y a primera vista en dos grandes grupos: los experimentos pacíficos y los afanes violentos, éstas han sido las vías para la liberación.

La historia es abundante en ejemplos de intentos calificados de violentos, unos triunfantes y otros postergados, podríamos nombrar desde Espartaco hasta las Revoluciones China, Soviética, Vietnamita, Cubana…

En contraste, pocos son los intentos calificados de pacíficos, generalmente son excusas para anidar el extravío reformista, meras falsificaciones socialdemócratas que en época de ebullición engañan al sentimiento liberador.

Si observamos con detenimiento la historia de las Revoluciones, encontraremos que éstas combinan lo pacífico con lo violento, las dos modalidades siempre se alternan, cuando una predomina, la otra no desaparece. Entonces, lo que debemos estudiar es una vía revolucionaria que contiene dos polos.

La Revolución debe prepararse para la guerra contra el capitalismo, enfrentarla como una guerra que tiene dos polos, pacífico-violento. Son dos polos de una contradicción, lo pacífico contiene a lo violento, lo violento a lo pacífico. Así, vemos que los mismos actores del golpe de abril, del asedio a la Embajada Cubana, a la cacería de chavistas, son hoy candidatos "pacíficos" a la presidencia, sin abandonar el polo violento. La contradicción se resuelve hacia la restauración, o consolidando el nuevo sistema. La solución de esta contradicción será siempre un desenlace violento.

Aquí surge un primer nudo teórico ¿Cómo conseguir un cambio de la cultura del egoísmo, de la muerte, por la cultura del amor, de las relaciones fraternas, usando la violencia?

Una acción pacífica o violenta será revolucionaria, tendrá sentido, si contribuye a la sustitución de la cultura del capitalismo, del egoísmo, por la cultura del socialismo, del sentido del deber social, si es una acción de construcción de las relaciones fraternas, si es entendida así por las grandes masas.

La Revolución es pacífica, amorosa por definición, y su acción violenta debe ser siempre respuesta a la agresión de la contrarrevolución, nunca una iniciativa Revolucionaria. La Revolución ejerce la vía pacífica, pero no se hace ilusiones, sabe por la historia que los dioses que nos gobiernan desde la expulsión del Paraíso, no se suicidan, que las clases dominantes no renuncian a su hegemonía, antes, junto a "Mammon", pelean a muerte.

Concluimos que la Revolución tiene etapas pacíficas y etapas violentas, cada una con su propia lógica, sus ventajas y sus desventajas. La Revolución Bolivariana, es un extraordinario laboratorio para estudiar los cambios en el enfrentamiento revolucionario.

El segmento pacífico de la Revolución, que tiene su punto dominante en las elecciones burguesas, está lleno de peligros, tentaciones, seducciones. Es propicio para el florecimiento de oportunismos y extravíos, abundan los desvíos camuflageados de ensayos, de inventos, y llueven los oportunismos.

Se puede asentar que el período entre elecciones es oportuno para el desarrollo revolucionario, y el tiempo electoral es propicio al retroceso. La Revolución debe aprovechar los períodos de no elección para fortalecerse. La contrarrevolución es débil en los momentos de no elección y fuerte en los electorales.

Los períodos electorales los decide la mayoría votante, y los períodos violentos lo decide la mayoría actuante.

Esta sucesión de períodos electorales, cuando la Revolución debe hacer concesiones a la conciencia burguesa, a la cultura de las recompensas materiales, a la lógica de las elecciones mercantiles, estos períodos, producen desgaste en la Revolución, facilitan la tentación reformista, que actúa desde adentro, y simultáneamente son terreno conveniente para la acción del capitalismo externo.

El éxito de las Revoluciones reside en entender la contradicción de los dos polos, la lógica de cada etapa, saber que el enfrentamiento pacífico abre camino al desenlace violento, tener presente que es en el período pacífico, donde se decide la suerte del desenlace violento.

Es así, los dioses expropiadores no se suicidan, acechan para truncar a la Revolución… con violencia.

martes, 13 de septiembre de 2011

MATERIAL SOBRE LA DIALÉCTICA ESCRITO POR MAO TSE TUNG

A continuación ofrecemos a nuestros lectores, el material sobre la Dialéctica escrito por Mao, mencionado en nuestro trabajo titulado: Lo Nuevo que no termina de nacer.

http://www.marxists.org/espanol/mao/OC37s.html

LO NUEVO QUE NO TERMINA DE NACER

Es frecuente citar el pensamiento de Gramsci: "lo nuevo que no termina de nacer, lo viejo que no termina de morir," para caracterizar el período de transición de una Revolución. Nosotros también lo hemos utilizado, pero debemos aceptar que su interpretación es incompleta, da la impresión de un parto normal, esquiva la contradicción dialéctica. Sería más apropiado decir: "Lo nuevo que pugna por surgir, y lo viejo que lucha ferozmente por no morir, se establece así un conflicto donde lo viejo puede restaurarse".

Las posibilidades del triunfo revolucionario son tan pocas, que es una tarea casi imposible. Sólo un animal como el humano es capaz de emprender una obra de tal magnitud, y salir exitoso. El hombre podría definirse como un animal que se construye sobre lo imposible. O quizá decir: "el hombre es un animal que asombra por su capacidad de liberarse de lo posible."

Es así, de todos los asombros de la acción humana, desde la superación de las cadenas de la biología, el vencimiento de los instintos, doblegar la gravedad, salir del confinamiento del planeta, escalar montañas de ocho mil metros de altura, conquistar las profundidades marinas, de todos esos prodigios, la más pasmosa hazaña es la Revolución , ya lo dijo el Che "es el escalón más alto que puede alcanzar la especie humana". La Revolución , sin duda, determina al hombre. El humano podría definirse de manera más apropiada como "el animal capaz de hacer Revolución."

La Revolución es una selva de contradicciones de pugnas donde lo viejo tiene grandes ventajas. Consideremos que ha socializado sus valores, sus conductas, tiene a su favor la costumbre, la tradición. Simultáneamente se ha apropiado de la ciencia, la cultura, la educación, el arte, y los ha puesto a su servicio. No es exagerado decir que la Revolución es un milagro. Y ese milagro es realizado por un Dios que se llama: teoría, vanguardia, organización, líder, perseverancia, inteligencia, convencer al pueblo, romper la dominación…

Uno de los instrumentos principales del milagro, la forma de descifrar la selva de contradicciones es la dialéctica. Decía Lenin que: «No se puede entender El Capital, y en particular su primer capítulo, sin haber estudiado y comprendido toda la Lógica de Hegel. Por lo tanto, ningún marxista ha comprendido a Marx después de medio siglo.»

Se entiende que Lenin pensaba que sin la Lógica de Hegel, la dialéctica, no se podía entender a Marx, a la teoría revolucionaria, no se podía hacer Revolución.

Lenin escribió esta sentencia en polémica con los dogmáticos. Es así, los revolucionarios tarde o temprano se encuentran con la necesidad de la dialéctica en el camino de resolver las contradicciones en la lucha por la emancipación de la Humanidad , por la Revolución Socialista.

El Che, siempre estudió la dialéctica, esa era una de sus prioridades. En sus cartas y escritos da cuenta de este combate por el conocimiento. Recordemos que el Che es ejemplo de que no hay excusa para dejar de estudiar, siempre, arriba de un árbol, en una trinchera, o en la comodidad de su escritorio, estudiaba.

En la Revolución Bolivariana debemos entender que en el estudio está la clave del éxito, recordemos que la lucha ideológica es la principal de las batallas, y es el estudio la base para triunfar en esa confrontación, para no engañarse, no caer en falsificaciones de la teoría revolucionaria que nos debilitan.

Dentro de ese estudio tiene lugar principal la dialéctica. Debemos estudiarla para entender la realidad, así la podremos transformar, y en ese empeño enriquecemos el conocimiento revolucionario universal.

Introduzcamos una primera aproximación al pensamiento dialéctico. Dice Mao:

"A lo largo de la historia del conocimiento humano, siempre han existido dos concepciones acerca de las leyes del desarrollo del universo: la concepción metafísica y la concepción dialéctica, que constituyen dos concepciones del mundo opuestas.

La concepción metafísica del mundo, o concepción del mundo del evolucionismo vulgar, ve las cosas como aisladas, estáticas y unilaterales. Considera todas las cosas del universo, sus formas y sus especies, como eternamente aisladas unas de otras y eternamente inmutables. Si reconoce los cambios, los considera sólo como aumento o disminución cuantitativos o como simple desplazamiento. Además, para ella, la causa de tal aumento, disminución o desplazamiento no está dentro de las cosas mismas, sino fuera de ellas, es decir, en el impulso de fuerzas externas.

En oposición a la concepción metafísica del mundo, la concepción dialéctica materialista del mundo sostiene que, a fin de comprender el desarrollo de una cosa, debemos estudiarla por dentro y en sus relaciones con otras cosas; dicho de otro modo, debemos considerar que el desarrollo de las cosas es un automovimiento, interno y necesario, y que, en su movimiento, cada cosa se encuentra en interconexión e interacción con las cosas que la rodean. La causa fundamental del desarrollo de las cosas no es externa sino interna; reside en su carácter contradictorio interno. Todas las cosas entrañan este carácter contradictorio; de ahí su movimiento, su desarrollo."

La Revolución es una selva de contradicciones y sólo la dialéctica nos da el instrumental para una comprensión de la experiencia y la teoría revolucionaria universal, es indispensable para resolver las contradicciones de nuestra realidad.

Son vitales los intentos de aproximación a las contradicciones de nuestro momento histórico.

Nota: en la página web del Instituto subiremos un material para el estudio de la dialéctica.

martes, 6 de septiembre de 2011

LAS PUNTAS DE LA MADEJA

La comprensión teórica de la realidad siempre es imperfecta, la historia, como lo dijo un clásico, "sorprende desenredando su madeja por la punta equivocada". Es así que la teoría sólo se prueba y enriquece en roce con la realidad.
Por eso la historia, que es la aleación de lo pensado y de lo realmente sucedido, es la mejor cátedra de Revolución. Es allí, leyendo la vida y escuchando a la experiencia, que se puede encontrar el rumbo hacia los cambios.
Los clásicos no previeron la Revolución en un país como Rusia, reservaban el evento a los países más desarrollados: altas fuerzas productivas, mayor proletariado. No obstante, fue allá, en Rusia, el llamado eslabón más débil, donde ocurre el hecho Revolucionario. Muchas son las enseñanzas de ese primer gran paso de la humanidad hacia la superación de los sistemas explotadores y la instauración del Socialismo.
Se descubre que la humanidad funciona como un todo, basta que en una zona se desarrollen las fuerzas productivas para que las condiciones objetivas que ese desarrollo produce se haga planetario. Así, las condiciones objetivas que se derivaban del desarrollo europeo se reflejaron en el mundo todo. De esta manera, los dirigentes de la Revolución Soviética se nutrieron de la teoría de un alemán, Marx, elaborada a partir de la realidad inglesa.
Con la Independencia ocurre algo similar, la realidad francesa produce teoría y práctica contra el sistema monárquico, y ese torrente ideológico llega a la América y dirige la Revolución de Independencia. América se nutre de la realidad y la teoría del otro lado del océano.
La Revolución Cubana es ejemplo: Allá, en un país sin mayor desarrollo de las fuerzas productivas, campesino, ocurre una Revolución inspirada en el desarrollo de las ideas bolivarianas, martianas. Sucede así un fenómeno extraordinario: las ideas revolucionarias nacidas en Europa, se fusionan con la realidad americana dando origen al bolivarianismo. Éste crece con la experiencia de la Revolución Cubana, se mezcla con el pensamiento de la Revolución mundial, china, soviética, y da origen a las ideas revolucionarias más avanzadas de la humanidad. La Revolución Cubana corrobora que la humanidad funciona como un todo, y se reafirma la visión  martiana de que "Patria es Humanidad".
De esta manera se rompe el dogmático pensamiento de esperar las condiciones objetivas en un país para poder hacer la Revolución, y más aún la idea reaccionaria de que es necesario estimular el desarrollo de las fuerzas productivas para que entren en contradicción con las relaciones de producción y sólo después será posible hacer la Revolución.
El Revolucionario debe tener visión de humanidad, sólo así podrá plantearse una verdadera Revolución. Pero, simultáneamente, debe tener visión de su tiempo y su espacio: saber interpretar, a la luz de la historia, su realidad, buscar el rumbo, entendiendo que siempre será inédito. Este es el mayor reto de los Revolucionarios, saber encontrar la punta por donde la historia comienza a desenredarse.
 
EL RETO VENEZOLANO
 
  Aquí entre nosotros ocurre un milagro: en un ambiente de derrota, de dispersión surgió una posibilidad revolucionaria, se abrió un camino lleno de esperanzas, y también lleno de peligros y retos. Se impone un gran esfuerzo intelectual para detectar en medio de lo desconocido el rumbo que nos dicta la historia.
Nos planteamos el difícil reto de hacer una Revolución pacífica, otros intentos de transitar este camino han fracasado. Cuando han sido honestos, la contrarrevolución los ha aplastado con crueldad, es el caso de Chile. Otros han sucumbido en las mieles del sistema y se transformaron en los monstruos que querían extirpar, tal es el conocido caso del MAS.
Los retos son muchos, pero el futuro dependerá de la solidez teórica que la Revolución alcance, una teoría errada nos conducirá al abismo. Muchos son los retos teóricos.
Uno de los más importantes es el del Estado. La teoría revolucionaria postula que el Estado Burgués debe ser sustituido por el Estado Revolucionario, y prevé que esta sustitución será violenta, demoledora, en condiciones de Revolución armada, insurrección o guerra prolongada. Pero ¿Cómo será en nuestra Revolución Pacífica?
Una aplicación dogmática de la teoría nos lleva a construir formas opuestas, antagónicas con el Estado actual, de esta manera nos constituimos enemigos del Gobierno Revolucionario, ignoramos el hecho de que el gobierno está en manos de la Revolución. Así, por ese camino nos debilitamos y asesinamos a la posibilidad revolucionaria.
La forma de sustituir el Estado será, como lo es la Revolución, inédita. No se puede ignorar que este Estado Burgués heredado, es conducido por un Gobierno Revolucionario, interesado en cambiarlo radicalmente. Entonces, el problema es cómo hacerlo sin lesionar al gobierno, sin asesinar la esperanza.
Las nuevas formas de organización política, social, económicas, del nuevo Estado, deben estar integradas al Gobierno Revolucionario, nunca enfrentadas. Y ese sería un rasgo de la situación inédita: un gobierno de un Estado naciente y, simultáneamente, de un Estado que se extingue.
Para que esta transición sea posible, las nuevas formas de organización deben tener carácter social. Formas económicas nosociales, como las Comunas aisladas, sin formar parte de planes nacionales, cada una actuando como pequeña república, tendrán necesariamente intereses nosociales y se enfrentarán al Estado y al Gobierno Revolucionario. Se concluye que la base económica del Nuevo Estado Revolucionario es la Propiedad Social de los Medios de Producción, administrada por el Estado Nacional. La base social y política es un tejido que vaya desde las unidades hasta los organismos nacionales.