sábado, 28 de julio de 2012

LAS POSIBILIDADES DEL PODER


Una Revolución en el poder, y más si arriba por vía pacífica, tiene dos posibilidades principales de accionar. Veamos.

Puede tener como guía y meta de sus acciones la construcción de las nuevas relaciones humanas que el Socialismo requiere, fundamentarlas en una economía de propiedad social. En ese camino avanzará al ritmo, la velocidad y la oportunidad que las circunstancias aconsejen. En este caso, esa Revolución no será aceptada por los oligarcas, tendrá que confrontar inevitable y fuertemente con los enemigos nacionales y extranjeros.

El viejo orden se convertirá en corsé, la constriñe. Entonces la cultura de la dominación estallará, el orden jurídico necesita ser cambiado, todo debe ser sustituido. La Revolución modificará las relaciones de la sociedad, y los oligarcas se encargarán de satanizar las relaciones con ella, la atacarán despiadadamente. Los organismos internacionales se confabularán contra el proceso, afrontará una entente. La Revolución avanza en un nuevo paisaje hostil por parte de la burguesía y simultáneamente con la fraternidad del pueblo que la acompaña.

Pero hay otra posibilidad, la Revolución Pacífica es atrapada por la lógica del pasado, se encandila con índices capitalistas, así comienza a ejercer el poder de forma tradicional, en este caso el objetivo es permanecer, el poder se transforma en un fin en sí mismo, esa es la meta.

Siendo así, las presiones de la oligarquía nacional e internacional tienen efectos, guían la acción, las metas electorales pasan a ocupar lugar de privilegio, imponen sus leyes a la Revolución, y poco a poco la van transformando en formas sociales nosocialistas, calificadas con eufemismos.  

La masa ilusionada con el proceso, al verlo morigerado, pierde la pasión que sólo puede generar el avance revolucionario, entonces la apoya, leal, pero triste, fiel, pero sin correr riesgo. La salida individual prima sobre la visión social que ha sido vulnerada. Se pierde el milagro que sustenta a toda Revolución, y ésta puede tener el apoyo circunstancial en las elecciones, pero nunca en la batalla decisiva, en el lance de actuar frente a la agresión oligarca. Se debilita.

En una Revolución que escoja este camino, que es de traición a sí misma, podrán sus hombres quedarse en el poder pero serán espectros de lo que una vez fueron, momias políticas capaces de placeres vacuos, pero con el mismo tormento que acompañó a Judas.

La burguesía internacional, el imperio, antes del ataque final a una Revolución busca debilitarla, exigirle que se desarme en lo bélico, pero más en lo espiritual, le pide señales de complacencia, alianzas que la desdibujen, entrega de pertrechos, inspecciones, cesación de sus atribuciones de Estado. Saben que una Revolución que escoja el camino del acomodamiento se aparta de la emoción de su pueblo, se debilita, y aunque mantenga la imagen de fuerza, es un cascarón.

Los basureros de la historia rebosan de ejemplos que ilustran lo anterior, se han creado escuelas "teóricas" que avalan el deslizamiento hacia la traición, la social democracia tiene este carácter, el eurocomunismo también.

Una Revolución verdadera no puede pretender la aprobación de la burguesía, al contrario, sucede en medio de una fuerte, sostenida e infinita agresión oligarca. Es inevitable un definitivo choque contra la oligarquía nacional e internacional. No hay parto revolucionario sin dolor.

El orden burgués internacional, el imperio, tiene sus mecanismos para proteger a su mundo de intentos emancipatorios. Ya sabemos que la ONU funciona así, o mejor, no funciona como organismo mundial democrático, sino como dictadura imperial. Los tratados internacionales son instrumentos de la legalidad burguesa: la OEA, con toda su cobardía, es una agencia regional para la intervención. Es así, donde se reúnan gobiernos burgueses formarán un cuerpo para protección de los burgueses. El caso de Zelaya y recientemente el de Lugo son pruebas de la inutilidad de todos estos organismos. Lobo y Franco son hijos de la legalidad burguesa internacional.

El secretario general de la OEA ya comenzó a hablar de las elecciones nuestras, dice que no vendrán porque no los invitaron… aún. Sabemos que el gobierno tendrá una visión de la conveniencia o no de invitarlos, lo apoyamos cualquiera sea su decisión, sin embargo el PSUV debe dejar clara la esencia burguesa de ese organismo, el pueblo nuestro, la opinión mundial, deben estar informadas.

Sería prudente que la Revolución realice una urgente ofensiva internacional de información y agrupación de simpatías, recordemos que el factor internacional será importantísimo en los próximos días. La oligarquía lacaya ya hace tiempo que anda por el mundo trabajando a la opinión mundial, agrupando cómplices. Que se hable con los obreros y campesinos de la América, que se explique a los pueblos europeos, a los de la América,  que se toque el corazón de los humildes.

Se invite a presenciar las elecciones a los estudiantes chilenos, a sindicatos, a los petroleros del mundo, a la Marcha Patriótica de Piedad Córdoba, a los revolucionarios, los que se enfrentan al capital. Debemos buscar la aprobación de los oprimidos, de los explotados, esa será la medida de que vamos bien.

La Revolución debe prepararse para el rechazo burgués internacional, es inevitable que la Revolución se internacionalice, busque la solidaridad de los revolucionarios, es necesario romper la visión del aldeano vanidoso, de los nacionalismos retrógrados. La Revolución debe emocionar al mundo, ese sentimiento será formidable barrera protectora, debe convertirse, aunque suene repetitivo, en faro, en brújula de Revolución.

Se comprende que lo internacional tiene sus profundas raíces en lo nacional, nuestras acciones deben emocionar a los pobres de la tierra, el asombro de un proceso que rompió con el capitalismo debe recorrer al mundo como un relámpago de esperanza. Debemos entender que la batalla es internacional.

Cada paso que aquí demos, no es un mero suceso nacional, se trata de una campanada internacional. Estas elecciones recorren el mundo, el planeta está pendiente de lo que digamos, de nuestras acciones y palabras. El planeta debe percibirnos como lo nuevo que somos, y sentir que eso nuevo es la única salvación de una existencia miserable.

sábado, 14 de julio de 2012

LA CRISIS DEL SOCIALISMO


Es paradójico, la crisis del capitalismo evidencia la crisis profunda del Socialismo. Este no ha superado el mazazo que significó la caída del llamado campo socialista. La caída de la Unión Soviética trajo confusión, desilusión, los revolucionarios quedaron aturdidos, al mundo lo cubrió el manto de la desesperanza.

En estas condiciones se produjo una cursera teórica, proliferaron toda clase de justificaciones de aquel derrumbe sorprendente y abundaron las propuestas de viejos y nuevos caminos. El quiebre cobró actualidad, la socialdemocracia emergió. Los antes revolucionarios morigeraron su posición y se corrieron hacia lo que antes adversaron, su felonía la justificaron con teorías de apariencia revolucionaria que en el fondo renegaban del Socialismo. Las proposiciones reformistas dieron paso al deformismo: en nombre de la nueva teoría se deformaron los pilares del Socialismo, la ciencia cedió su lugar a la superstición y en ella cabe todo, menos la Revolución. Otros se pasaron con desvergüenza.  

La teoría revolucionaria fue enterrada. La precisión en los conceptos, la claridad de argumentos quedó fuera de moda. La imprecisión, el lenguaje laberintico sustituyó al rigor, se abrió así el campo para la pirotecnia verbal. Hablar de Marx, de Lenin, manchaba. La operación de privar a la Revolución de su teoría fue un verdadero genocidio teórico, el pensamiento revolucionario fue arrasado.

Con la caída de la Unión Soviética el Socialismo sufrió una gran y desconcertante derrota cuyo principal componente fue la devastación teórica. El mundo quedó desguarnecido de los fundamentos de una teoría revolucionaria que guiara los cambios.

De esta manera, desprovistos de teoría revolucionaria y de vanguardias que la encarne, los movimientos emancipatorios fueron víctimas fáciles de nuevas teorías tan novedosas como inútiles. Aparecieron "teóricos" negando la lucha de clases, la toma del poder, la conciencia revolucionaria y la necesidad de la Propiedad Social de los medios de producción.

Esta situación fue sostenible porque los medios de deformación hicieron su trabajo y el mundo aceptó al capitalismo en todas sus variantes y etapas, desde la pequeña propiedad hasta el neoliberalismo, todas formas del mismo monstruo. El mundo admitió la mentira de que los fundamentos del capitalismo, el egoísmo, la competencia, son atributos naturales de la especie.

Sin embargo, el capitalismo siguió su marcha y entró en crisis profunda, global, definitiva. El mundo tal como lo conocemos hace agua en todos los rincones y en todas sus manifestaciones, la especie corre peligro cierto de desaparecer.

Hay quien dice que el capitalismo está en crisis terminal, cuando lo apropiado es decir que la humanidad está en crisis terminal. Las circunstancias son dramáticas, no hay alternativa a la marcha suicida del capitalismo. El mundo necesita otra opción para corregir el rumbo y, lamentablemente aún, no conseguimos librarnos del deformismo que nos guía hacia formas de capitalismo disimuladas, pero siempre capitalistas.

Es necesario traer del olvido al Che y al Fidel teóricos, en ellos, en sus vidas y en su pensamiento está el inicio del camino que la humanidad en peligro reclama.

Si intentáramos reconstruir la historia del pensamiento Revolucionario, en el inicio estarían Espartaco y Cristo, a estos los seguiría una larguísima serie de pensadores: Galileo, Newton, Mendel, Darwin, alguien propondría a Beethoven y estaría bien, seguirían Sócrates, Aristóteles, Heráclito, Hegel, Marx, Lenin, Mao, Gramsci, Mariátegui, Martí, Bolívar, Simón Rodríguez, Einstein,  la lista es inmensa, casi inabarcable,  pero sin dudas al final estarían en puesto de honor el Che y Fidel.

¿Cuál es el aporte del Che y Fidel que los hace merecedores de coronar el torrente de los pensadores revolucionarios? Son los constructores de una obra que hoy constituye la esperanza de la humanidad asediada: la Revolución Cubana. 

Toda Revolución debe buscar en lo más puro, en lo esencial de la Revolución Cubana, las líneas maestras que señalan el rumbo. La Revolución Cubana, en acción y pensamiento, es vanguardia en la travesía revolucionaria, supera todos los estadios de la práctica y la teoría revolucionaria, se empina sobre los hombros de la historia y señala el camino.

El derrumbe de la Unión Soviética puso a prueba a la Revolución Cubana y salió victoriosa, superó el período especial, resiste el bloqueo. Cuando todo el mundo entró en el marasmo capitalista, la Revolución Cubana aguantó, no se derrumbó, fue ejemplo. Así se ganó el puesto en la historia. Pero ¿cuáles son las grandes enseñanzas de la Cuba Revolucionaria?

Lo primero que debemos entender es que allí se escenifica desde siempre, como dijo el Che, una feroz lucha ideológica. Esta es la primera gran enseñanza: las revoluciones no son una línea recta, su curso está lleno de ángulos, saltos y retrocesos, de convivencia con lo errado. Es necesario, entonces, diferenciar "la paja del trigo", desentrañar las grandes líneas de ese proceso extraordinario, las que les permitieron ser lo que son y desechar las contaminaciones del camino, los retrocesos tácticos, los errores. Estar alerta frente a los que intentan vendernos paja por trigo y gato por liebre.

El elemento guía de la Revolución Cubana, lo que la caracteriza, es la idea de la hegemonía de la Conciencia de Sociedad sobre el egoísmo. Este concepto viene desde el Asalto al Cuartel Moncada, se consolida en la Sierra Maestra y se hace objetivo en el ejercicio del poder. Todas las acciones de la Revolución tienen esa marca.

Otra inmensa enseñanza de la Revolución Cubana es que sí se puede construir Socialismo, ella lo hizo a pocas millas del imperio, sobre todos los dogmatismos. Demostró que se puede y que además es el deber de los revolucionarios construir el Socialismo, no hay excusas para no hacerlo.

El deber de la Revolución Bolivariana es fortalecer la idea y la práctica Socialista, que el Socialismo se constituya en alternativa, fuente vigorosa que irrumpa en el mundo como una esperanza, sin dejar que las pocas llamas que aún perduran sean yuguladas por el cerco capitalista. El mundo nos necesita ahora, no hay tiempo que perder, mañana será tarde. Hoy, ser potencia es ser ejemplo de superación del capitalismo.