El método es preciso sólo a largo plazo, en el corto
tiempo es inútil. Es que no se trata de un ejercicio de adivinación, eso es
reservado para los magos de circo.
El Che lo usó para predecir la caída de la Unión
Soviética, suscitó muchas burlas y desplantes groseros, no públicos, no en
televisión... al fin y al cabo era el Che, tenía licencia para decir
“tonterías” que amenizaban con sordina las reuniones etílicas de los
revolucionarios. Veinte años pasaron para que el vaticinio se concretara,
entonces el método surgió victorioso.
El capitalismo, su lógica, su metabolismo, nos inocula
velocidad, resultados compulsivos que deben acompañar al ejercicio fiscal, un
año, un trimestre, un semestre, el cierre del año, allí debe caber toda la
actividad humana, mayores tiempos escapan a los rigores de la contabilidad. La
visión larga no es propia del capital.
Aquel gran economista resumió esa lógica cuando
postuló: "no importan los daños futuros, dentro de cien años todos
estaremos muertos."
Es así, la visión corta es propia del capitalismo. Por
eso el método es desechado y con él la visión de Estado, la estrategia, el
largo plazo es una calamidad, una incomodidad, nos hace pensar como seres
sociales, nos perturba el hoy, nos tira de la adolescencia social, el futuro es
ahora y la divisa es gozar, el mañana no existe.
El método es histórico, lo que significa que estudia
el pasado y también predice el futuro, pero recordemos que a largo plazo. El
método nos indica que pensemos en el desarrollo de las formas actuales. A veces
es fácil, nadie por ejemplo puede dudar que el impacto ecológico del
capitalismo es la vía a un desastre que pone en peligro la existencia de la
vida. A veces es difícil, nadie imaginaba que la Unión Soviética, que había vencido
a los nazis, llegado a la Luna, con desarrollo industrial, podía caer sin
disparar un tiro. ¿Quién acreditaba que en la patria de Mao pulularían los
carros de lujo, los millonarios, el capitalismo más salvaje?
El método puede acortar los tiempos de predicción,
amolar su filo, si se complementa con la experiencia histórica: está comprobada
la advertencia del Che que las armas melladas del capitalismo no pueden
construir Socialismo, al contrario lo neutralizan, lo abortan. Chile nos enseña
que concesiones al capitalismo, el reformismo, la socialdemocracia, conducen
los procesos revolucionarios a los territorios fascistas.
La Revolución Venezolana merece una aplicación del
método con seriedad, con visión estratégica, sin conformarse con el éxito
inmediato. Lo que hoy sembremos lo recogerán los hijos, los nietos, el
inmediatismo no construye civilizaciones, menos las salva.
Está claro que los plazos cortos, impuestos por la
lógica del capital, nos condicionan lo que podemos hacer, nos limita
la visión, y también la conciencia, no nos prepara para el mínimo sacrificio en
aras del mañana, nos construyen cultura del hoy, pobres vividores de la hora,
verdugos del futuro.
Si pensamos con mentalidad estratégica, con sentido
histórico, nos daremos cuenta que aquí, en Venezuela, se dilucida el futuro de
la Revolución Pacífica como vía para superar al capitalismo, es aquí que se
escriben sus leyes, se pone a prueba su viabilidad.
Siendo así, lo que hoy sucede tiene profundo
significado vital para el tránsito de la humanidad, no se trata entonces de lo
mezquino de nuestra existencia, decidimos cómo será el mañana.
Si la Revolución falla, si Chávez pasa a la historia
como uno más que lo intentó, el mundo será arropado por manto de escepticismo,
la oleada capitalista podrá durar mil años, la esperanza no guiará a los
pueblos sufrientes. Ahora bien, todos los cálculos científicos vaticinan que de
seguir el capitalismo, la humanidad, la vida se extinguirá en pocos años.
Entonces, si nosotros fallamos, si no somos ejemplo para el mundo, si no
marcamos rumbo, estamos condenando a la humanidad a la extinción, estamos
actuando con un egoísmo suicida, el capitalismo con su lógica nos habrá
convertido en verdugos de la especie.
Nuestra responsabilidad es pensar en grande, no
podemos confinarnos al mezquino entorno y al tiempo que nos tocó vivir, a vivir
bien hoy a costa del mañana ¡No! Es necesario romper con el egoísmo
generacional, actuar con criterio de especie, de humanidad, nuestra
responsabilidad nos obliga a analizarnos, a predecir, a medir las consecuencias
de los actos de hoy.
Debemos derrotar a la lógica capitalista, el mañana
importa, dentro de cien años la especie debe vivir. Quien no piense así, no
podrá ser feliz hoy, ya no es humano, es una máquina de consumo, un engendro de
egoísmo, un miserable.
Estamos obligados a derrotar al capitalismo, y para
eso es necesario que nos analicemos, que entendamos el momento, estudiemos
hacia dónde será su desarrollo.
Parece una ley que el capitalismo usa dos vías
para derrotar a la Revolución Pacífica:
Una, la vía pacífica, participa en
elecciones, invoca a la Constitución, se portan bien. En esta vía su mejor
arma es la lógica capitalista, la inocula en las arterias del cambio, impide la
sustitución de esa cultura, nos presiona a bailar su música, seduce a los
dirigentes con vanidades, oropel. Lo anterior se complementa con
acusaciones de comunismo, lo ven por todos lados, o mejor, lo fabrican.
De esta forma presionan a los débiles, asustan a los
vacilantes, aúpan a los reformistas. La evolución de esta vía es atenuar a la
Revolución, hacerla inventar atajos para diferenciarse del
"comunismo", desdibujarse, apartarse de los humildes, buscar a la
clase media.
La otra vía es la golpista, la salida de fuerza,
siempre está presente. Ahora cobra vigor con la derrota de la vía pacífica,
hablan de fraude, de gobierno írrito, siguen susurrando.
Parece una ley que la Revolución Pacífica sufra el
asedio de los capitalistas, estos no dudan en llevarla a terrenos de violencia,
es decir, la Revolución Pacífica o se entrega al reformismo, o enfrenta una
fase violenta.
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