Es frecuente citar el pensamiento de Gramsci: "lo nuevo que no termina de nacer, lo viejo que no termina de morir," para caracterizar el período de transición de una Revolución. Nosotros también lo hemos utilizado, pero debemos aceptar que su interpretación es incompleta, da la impresión de un parto normal, esquiva la contradicción dialéctica. Sería más apropiado decir: "Lo nuevo que pugna por surgir, y lo viejo que lucha ferozmente por no morir, se establece así un conflicto donde lo viejo puede restaurarse".
Las posibilidades del triunfo revolucionario son tan pocas, que es una tarea casi imposible. Sólo un animal como el humano es capaz de emprender una obra de tal magnitud, y salir exitoso. El hombre podría definirse como un animal que se construye sobre lo imposible. O quizá decir: "el hombre es un animal que asombra por su capacidad de liberarse de lo posible."
Es así, de todos los asombros de la acción humana, desde la superación de las cadenas de la biología, el vencimiento de los instintos, doblegar la gravedad, salir del confinamiento del planeta, escalar montañas de ocho mil metros de altura, conquistar las profundidades marinas, de todos esos prodigios, la más pasmosa hazaña es la Revolución , ya lo dijo el Che "es el escalón más alto que puede alcanzar la especie humana". La Revolución , sin duda, determina al hombre. El humano podría definirse de manera más apropiada como "el animal capaz de hacer Revolución."
La Revolución es una selva de contradicciones de pugnas donde lo viejo tiene grandes ventajas. Consideremos que ha socializado sus valores, sus conductas, tiene a su favor la costumbre, la tradición. Simultáneamente se ha apropiado de la ciencia, la cultura, la educación, el arte, y los ha puesto a su servicio. No es exagerado decir que la Revolución es un milagro. Y ese milagro es realizado por un Dios que se llama: teoría, vanguardia, organización, líder, perseverancia, inteligencia, convencer al pueblo, romper la dominación…
Uno de los instrumentos principales del milagro, la forma de descifrar la selva de contradicciones es la dialéctica. Decía Lenin que: «No se puede entender El Capital, y en particular su primer capítulo, sin haber estudiado y comprendido toda la Lógica de Hegel. Por lo tanto, ningún marxista ha comprendido a Marx después de medio siglo.»
Se entiende que Lenin pensaba que sin la Lógica de Hegel, la dialéctica, no se podía entender a Marx, a la teoría revolucionaria, no se podía hacer Revolución.
Lenin escribió esta sentencia en polémica con los dogmáticos. Es así, los revolucionarios tarde o temprano se encuentran con la necesidad de la dialéctica en el camino de resolver las contradicciones en la lucha por la emancipación de la Humanidad , por la Revolución Socialista.
El Che, siempre estudió la dialéctica, esa era una de sus prioridades. En sus cartas y escritos da cuenta de este combate por el conocimiento. Recordemos que el Che es ejemplo de que no hay excusa para dejar de estudiar, siempre, arriba de un árbol, en una trinchera, o en la comodidad de su escritorio, estudiaba.
En la Revolución Bolivariana debemos entender que en el estudio está la clave del éxito, recordemos que la lucha ideológica es la principal de las batallas, y es el estudio la base para triunfar en esa confrontación, para no engañarse, no caer en falsificaciones de la teoría revolucionaria que nos debilitan.
Dentro de ese estudio tiene lugar principal la dialéctica. Debemos estudiarla para entender la realidad, así la podremos transformar, y en ese empeño enriquecemos el conocimiento revolucionario universal.
Introduzcamos una primera aproximación al pensamiento dialéctico. Dice Mao:
"A lo largo de la historia del conocimiento humano, siempre han existido dos concepciones acerca de las leyes del desarrollo del universo: la concepción metafísica y la concepción dialéctica, que constituyen dos concepciones del mundo opuestas.
La concepción metafísica del mundo, o concepción del mundo del evolucionismo vulgar, ve las cosas como aisladas, estáticas y unilaterales. Considera todas las cosas del universo, sus formas y sus especies, como eternamente aisladas unas de otras y eternamente inmutables. Si reconoce los cambios, los considera sólo como aumento o disminución cuantitativos o como simple desplazamiento. Además, para ella, la causa de tal aumento, disminución o desplazamiento no está dentro de las cosas mismas, sino fuera de ellas, es decir, en el impulso de fuerzas externas.
En oposición a la concepción metafísica del mundo, la concepción dialéctica materialista del mundo sostiene que, a fin de comprender el desarrollo de una cosa, debemos estudiarla por dentro y en sus relaciones con otras cosas; dicho de otro modo, debemos considerar que el desarrollo de las cosas es un automovimiento, interno y necesario, y que, en su movimiento, cada cosa se encuentra en interconexión e interacción con las cosas que la rodean. La causa fundamental del desarrollo de las cosas no es externa sino interna; reside en su carácter contradictorio interno. Todas las cosas entrañan este carácter contradictorio; de ahí su movimiento, su desarrollo."
La Revolución es una selva de contradicciones y sólo la dialéctica nos da el instrumental para una comprensión de la experiencia y la teoría revolucionaria universal, es indispensable para resolver las contradicciones de nuestra realidad.
Son vitales los intentos de aproximación a las contradicciones de nuestro momento histórico.
Nota: en la página web del Instituto subiremos un material para el estudio de la dialéctica.
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