El inicio de año es propicio para un alto en el camino, pensar lo andado, evaluar el futuro, corregir rumbos. Esta revisión, que es costumbre entre los individuos, con más razón debe ser práctica de una Revolución.
Hasta hace pocos años se podía decir que la Revolución era un asunto de cada país, de cada sociedad. Con la globalización del capitalismo, que nos ha llevado a los bordes del abismo, esta situación ha cambiado. Es evidente ahora que la Revolución está relacionada estrechamente con la salvación de la humanidad, ya no es un hecho aislado, es, como nunca, un asunto de la humanidad, que desborda las fronteras de lo local.
Nunca como ahora había estado tan claro el daño que el capitalismo infringe a la vida planetaria. Los más ilustres científicos del planeta denuncian el peligro. Una asociación de Científicos Atómicos de los Estados Unidos, libre de cualquier sospecha de parcialidad, denuncia el acercamiento a una catástrofe mundial. Esta fue la noticia del gesto de los científicos:
"La incertidumbre generada por la amenaza de proliferación nuclear y el calentamiento global hizo que la asociación Boletín de Científicos Atómicos adelantara un minuto su cuenta regresiva para el Apocalipsis, informaron el martes unos científicos internacionales.
El simbólico Reloj del Apocalipsis "indica ahora cinco minutos antes de la medianoche (cuando se produciría el cataclismo nuclear)", declaró Allison Macfarlan, presidente de la asociación de la universidad de Chicago (noreste de Estados Unidos), que en 1947 creó el péndulo para ilustrar la inminencia de un cataclismo nuclear.
En enero de 2010, el Boletín de Científicos Atómicos, que cuenta entre sus elementos a 18 premios Nobel, retrasó un minuto la cuenta regresiva, argumentando un "estado del mundo más prometedor". En ese entonces, el Reloj del Apocalipsis indicaba seis minutos antes de la medianoche.
"Hace dos años, parecía que los dirigentes del mundo podrían responder a las amenazas planetarias que afrontamos, pero esta tendencia no se mantuvo e incluso se invirtió", constató Allison Macfarlan, quien precisó que el péndulo regresó a la posición que tenía en 2007.
Lawrence Krauss, copresidente de la asociación y profesor de física de la Universidad de Arizona (suroeste) justificó el adelanto del reloj al evocar "los peligros claros e inminentes de proliferación nuclear y cambios climáticos, así como la necesidad de encontrar fuentes de energía seguras y durables".
Fidel, uno de los pensadores más notables de entrambos siglos, nos alerta sobre el mismo peligro con dos densas reflexiones: "La marcha hacia el abismo" y "La Paz Mundial pende de un hilo".
Es en este contexto que debemos ubicar el desarrollo de la Revolución, es desde esta realidad que debe surgir nuestro análisis y derivar nuestra responsabilidad. Para poder evaluar el camino andado debemos precisar con claridad cuáles son los objetivos de la Revolución, sólo así podemos saber si los pasos que damos tienen la dirección correcta.
El objetivo fundamental de la Revolución, ya lo dijimos, sobrepasa los límites de lo local. La Revolución sólo puede ser Revolución, sólo se justifica, si tiene como objetivo ¡salvar la especie humana, salvar la vida en la tierra!
Ya no es suficiente denunciar el peligro, es necesario mostrar, en la teoría y en la práctica, soluciones, mostrar al mundo una nueva manera de relacionarse con la naturaleza, con los recursos que ella ofrece, para eso es necesario fundar una nueva manera de consumir y una nueva manera de producir, es decir, es necesaria una nueva visión del mundo, de los objetivos de la vida humana, de las necesidades. En palabra más directas, es necesario el Socialismo verdadero.
El Socialismo verdadero supone, entonces, una nueva relación entre los hombres y de estos con la naturaleza, ese es el objetivo fundamental de la Revolución y esa debe ser la medida de todos sus pasos y de sus ideas.
Alguna vez dijo un clásico que la madeja de la historia parecía desenrollarse por la punta equivocada, y es verdad, parece que el hecho revolucionario siempre es sorpresivo, abisma. Ocurre en la Rusia atrasada, cuando se presentía en los países europeos de mayor desarrollo del proletariado. Sucede en Cuba, a menos de noventa millas del imperio más poderoso del planeta. Y ahora, la fe del mundo, la esperanza, se ubica en Venezuela, país con más de cien años de rentismo petrolero, con poco desarrollo del proletariado.
El reto nuestro es enorme, cómo descifrar la difícil ecuación de hacer revolución en medio del rentismo, cómo superar el espejismo que confunde reparto con eficacia socialista, con formación de las nuevas relaciones.
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