Discutir las diferentes posiciones sobre el Socialismo
es vital para la Revolución. Sólo de esta manera, polemizando abiertamente,
encontraremos el futuro.
Entre nosotros no somos muy dados a la discusión
ideológica, a lo sumo llegamos a detectar posiciones personales que pocas veces
relacionamos con ideologías. De esta manera la pugna de ideas se da en la
práctica, en las acciones, la corriente que ejerce algún poder avanza en sus
posiciones y evita la discusión, no la necesita ni la permite, "la
práctica decide". De esta manera no se construye teoría revolucionaria e
irremediablemente estamos condenados al espontaneísmo, al pragmatismo que
forzosamente repite lo establecido.
Es
vital discutir, y hacerlo con irreverencia, sin concesiones estratégicas por
motivos tácticos. Entendiendo que los medios son parte del fin, la táctica
condiciona al fin, y la discusión no es un capricho. Veamos.
En los últimos días se evidencia una posición clara
frente al desarrollo del Socialismo: Un vocero calificado del gobierno (el
nombre no importa, interesa la idea),
declara. Leamos la noticia:
“La visión que tenemos es generar un esquema
articulado desde el punto de vista de la producción del sector privado y el
sector estatal.
Indicó que el 2% de los empresarios que solicitaron
recursos y créditos a la banca, concentraron el 66% de los recursos que se
distribuyeron y eso no es para nada democrático. Los recursos, precisamente y
que vayan a cada una de las personas, que vayan a cada uno de los sectores
que realmente producen en el país.
Todos aquellos dispuestos a participar en los
sectores estratégicos del país que son construcción, metalmecánica, alimentos,
agroindustrias; corresponden al 60% de lo que se debe financiar por parte de la
cartera manufacturera.
El paso que sigue es las mesas sectoriales para hacer
el plan de producción 2013, con el sector privado nacionalista que cree y
apuesta al país, eso es un esquema profundo de la planificación de la economía
y de sincronizarlo con ese aparato".
Un gobernador
(no importa el nombre), declara refiriéndose a su estado: "Queremos
construir nuevos empresarios, grandes, medianos o pequeños, pero con conciencia
social."
La propuesta de esta corriente está muy clara: ¡más
que estimular a la burguesía, crearla, lo declaran abiertamente, empresarios,
es decir capitalistas, y le ponen la coletilla: pero con conciencia social.
Están reviviendo la tercera vía, es un extraño camino hacia el Socialismo,
forman capitalistas, usan las armas melladas y crean a los monstruos que las
manejen.
Pero ¿es eso posible?,
¿se puede castrar la voracidad del capitalismo y construir un capitalismo que
no explote?, ¿que no genere miseria
material y espiritual? La afirmación es
propia de la ideología pequeño burguesa que se caracteriza por navegar en la
indecisión: no está de acuerdo con el capitalismo pero teme superarlo. La
pretensión es tan vieja como el mismo capitalismo, la historia dicta que la
intención de atenuar al capitalismo termina siempre en fracaso. Por ese camino
nos debilitaremos, perderemos la pasión de las masas, vendrá el capitalismo
salvaje y su expresión fascista.
El
capital-Socialismo, este híbrido sólo vive en la cabeza del reformismo pequeño
burgués. Los tranquiliza, les da sosiego para conciliar el sueño. El
"capitalista bueno" les dispensa del salto revolucionario. Veamos.
El último informe de Oxfam Internacional,
organización internacional de promoción del desarrollo y lucha contra la
hambruna, fundada Inglaterra en 1942, denuncia que:
"El 1% de la población más rica del planeta ha
incrementado sus ingresos en un 60% durante las últimas dos décadas, pese
a la crisis, que no ha hecho más que acelerar esta tendencia.
Los 240.000 millones de dólares (180.000 millones de
euros) que ingresaron durante 2012 las cien personas más ricas del mundo,
equivalen a cuatro veces la cantidad necesaria para poner fin a la
pobreza en el planeta".
El mundo tiene capacidad productiva para acabar con la
pobreza en todo el planeta, lo reconoce esta organización libre de toda
sospecha de Socialista o de extremista. Las preguntas que surgen son: ¿por qué
no se hace otro reparto de la riqueza, qué lo impide? ¿por qué unos se
enriquecen cada vez más y otros pasan hambre? ¿por qué los capitalistas no
tienen este pensamiento altruista, cristiano?
Rápidamente nos damos cuenta de que el problema del
mundo no es de producción si no de quién se apropia de ella. Mientras exista
capitalismo habrá hambre, entonces, si nosotros estimulamos el capitalismo es
claro que aumentaremos el hambre que necesariamente viene aparejado con él.
El asunto es que el capitalismo funciona como un
fetiche, un tótem, un dios que ha desquiciado a la humanidad. Los capitalistas
son meros siervos, personificaciones de ese dios, no pueden actuar de otra
manera, su enfermedad es acumular capital, riqueza, a costa de lo que sea, por
encima de cualquier consideración.
Supongamos que esos señores que se reúnen con nuestros
ministros y gobernadores para planificar ese "capitalismo con interés
social" son buena gente, aceptemos eso. Entonces ellos tarde o temprano se
verán con un dilema que definirá su "capitalismo utópico": la
ganancia o el interés social. Si escogen la ganancia estarán siendo fiel al
dios capitalista y seguirán en el juego. Si escogen el interés social, el
mercado capitalista se los comerá, irán a la bancarrota. En Venezuela todas
estas cabriolas cuentan con una red de seguridad que es la renta petrolera, o
mejor: todos estos inventos terminan siendo parásitos de esa renta.
El capitalismo tiene sus leyes, que al violarlas el
capitalista perece en las fauces de sus semejantes, es la cruel ley de la
competencia, del mercado.
Ahora bien, hay un problema mayor. Esta ambigüedad en
la propuesta del "capitalismo bueno", esta ambigüedad en el discurso,
"somos antiburgueses pero los estimulamos", "somos
anticapitalistas pero no del capitalismo nacional"… este culipandeo
produce una conciencia del vivo, del clientelismo, de cazadores de renta, y eso
se refleja en las elecciones, en el apoyo al gobierno y a la Revolución en la
calle. Tarde o temprano tendremos que pagar esos errores.
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