sábado, 30 de junio de 2012

LA HISTORIA DE LOS INDIVIDUOS

La lucha de clases no es sólo una confrontación en un coliseo donde ocurren choques masivos de diferentes bandos. Esa posibilidad, aunque es la más visible, no es la más importante, cuando ésta ocurre ya la batalla viene escenificándose en otros ámbitos. Lo fundamental de la lucha de clases es el brutal choque ideológico que ocurre todos los días, cada minuto, sucede en todo el territorio social, tiene varios teatros, generalmente pasa desapercibido y no se atribuye a la pugna entre clases.

Las medidas económicas y el contenido de los mensajes en los medios son escenarios de la batalla. Las formas de organización social y la Política son también manifestaciones de la confrontación, todas muy importantes y deben estudiarse. Hoy nos referiremos a uno, quizá un poco olvidado, el nivel individual. 

¿Cómo la lucha de clases se expresa en la acción individual?

Es en los individuos, en los dirigentes, donde se encarna la ideología: no hay ideología sin individuo, ésta no existe sin el humano. Aquí cabe una precisión, las clases sociales tienen una ideología que emana de su posición en la producción, pero esto no es lineal, mecánico. Las ideologías están contaminadas con la dominación porque la clase dominante irradia ideología sobre todas las demás clases. Con el individuo es diferente, la individualidad, por distintos factores que la influyen, adquiere una ideología muy propia que puede pertenecer o no a su clase.

Así podemos explicar la conducta de Bolívar, rico mantuano que se alza contra la monarquía española. En ese momento representaba los intereses, la ideología de los mantuanos criollos, y luego, cuando decreta la libertad de los esclavos, se enfrenta a los mantuanos, a su clase originaria, avanza a las fronteras ideológicas de su época, se emparenta con la Revolución Francesa y supera las metas de la burguesía naciente.

¿Cómo explicar la conducta del individuo Bolívar?

La respuesta no puede ser su origen de clase, eso quizá puede descifrar al Marqués del Toro. El argumento debe buscarse en su vida de huérfano, en su relación con las negras de su casa, Hipólita y Matea, en su fraternidad con Simón Rodríguez, que lo educó para la Libertad. Podríamos concluir que sus circunstancias lo hicieron revolucionario, militante del futuro.

¿Cuántos dirigentes contemporáneos del Libertador, "a la hora de los hornos" como decía Martí, no pudieron romper con su origen y tomaron decisiones que los asimilaron a la corona? ¿Cuántos campesinos actuaron como oligarcas?

La pertenencia de clase de un dirigente se demuestra a la hora de sus decisiones, de las grandes y de las pequeñas, en esas circunstancia se decide a qué clase sirve, a qué tiempo se debe, si al futuro o al pasado. Aun por encima de su voluntad, la suma de sus acciones lo ubican en una clase, en el comportamiento esperado de esa clase. La calidad de esos comportamientos configuran el rumbo social. 

Dice el Che que "en la Sierra se proletarizó la Revolución", esto es, se hizo revolucionaria, se empapó de la doctrina del futuro. Cabe preguntarse ¿cuándo, cómo una Revolución pacífica como la Bolivariana se hace revolucionaria, se proletariza? La respuesta es crucial para el rumbo nuestro. El asunto merece reflexión.

Lo primero es ubicar el papel histórico que corresponde a una Revolución en estos días, luego determinar quiénes están llamados a realizar ese papel y después precisar la conducta de los dirigentes en ese camino.

El papel histórico es la superación del capitalismo, de su cultura, de su lógica. Esta es la única manera de salvar al planeta y tener vida para mejorarla. Idiotas los que prometen mejorar las condiciones de vida sin importarse por el planeta, es como pretender pintar una casa que se incendia.

Sabemos que el Socialismo tiene como objetivo la implantación de la cultura de la relación amorosa y la derrota de la cultura del egoísmo, el rescate de la humanidad del humano y la superación del hombre-mercancía.

De aquí se desprende que la primera cualidad del revolucionario es la conducta amorosa y la lucha contra el egoísmo donde quiera que esté, ser "guiado por profundos sentimientos de amor". Esto, sumado a la comprensión de que los cambios, el avance hacia la nueva sociedad, deben ser en la esencia sociales, en las relaciones de propiedad y en la conciencia que con ella se entrelaza. No basta con las buenas intenciones, hay que elevarlas a acciones sociales, transformar a la sociedad.

La lucha de clases no es algo etéreo, se manifiesta en la conducta de los individuos y, en mayor y más importante escala, en la conducta de los dirigentes, estos en funciones públicas resumen los intereses de determinada clase, su accionar influye en la marcha de la sociedad.

La suma de las acciones de los dirigentes se reflejan en la masa y la conduce por determinados derroteros. Un dirigente es aquel que con sus acciones y opiniones es capaz de influir en la masa, siempre está en los diferentes niveles sociales, desde el pequeño grupo local hasta lo nacional, no hay vacío, la masa sin dirigentes es una alucinación.

Cuando un dirigente toma una decisión o firma un decreto está, más allá de su voluntad, expresando los intereses de una clase. Está reflejando su tormento interno, la decisión es la resultante de la cantidad de fuerzas sociales que pugnan en su interior. Sus miedos, sus pasiones, sus obsesiones tienen relación estrecha con la lucha de clases que en esa sociedad ocurre, con la ubicación que el individuo tiene en esa guerra.

Aquí cabe el refrán "por sus frutos los conoceréis". Los dirigentes revolucionarios pasarán a la historia por sus acciones, y sus acciones serán su historia, determinarán la calidad de sus triunfos y derrotas. Los pueblos pasarán a la historia por la calidad de los dirigentes que se den.

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