sábado, 2 de junio de 2012

VIDEOJUEGO


El incidente de los comunicadores sociales y los militantes de la oligarquía no es un hecho aislado, se relaciona con el comportamiento del resto de la sociedad. Si lo relacionamos con otros aspectos de la vida nacional entenderemos muchas cosas. Veamos.

En una sociedad todo está entrelazado: la política, la economía, la cultura, la educación, la religión, la ética… todo forma una unidad donde se expresan la dominación y las reacciones de sumisión o rebeldía a esa dominación, con el telón de fondo de las características propias de esa sociedad, de la manera como se reproduce allí la vida.

Siendo así, un hecho relevante en la sociedad debe contener en pequeño los rasgos principales de esa unidad. Con este pensamiento en mente intentemos análisis del incidente de los periodistas.

¿Dónde ocurre el incidente?

Sucede en una sociedad que es sometida a un remezón cultural que merecería estudio aparte: la ética de la dominación-acatamiento que regía a la sociedad ve su hegemonía fuertemente cuestionada por una ética caracterizada por la pérdida de la relación esfuerzo-logro (esta relación ya perdida en la economía, adquiere ahora entidad ética). Lo superficial priva sobre el rigor, la humorada, el show, domina el pensamiento. El país pasa de la ética campesina a la ética marginal rentista. El pensamiento mágico prevalece.

Se valora lo individual sobre lo social, la revolución devolvió la autoestima al individuo pero no ha podido sustituir la ética burguesa por la ética revolucionaria, es decir, dotarla de sentido de pertenencia a la sociedad. Pareciera que la Revolución ha elevado los niveles de egoísmo.

La realidad es deformada por los medios de difusión, o más preciso, estos sustituyeron a la realidad, tienen capacidad de crear mundos en nuestra psiquis y también de destruirlos. Nuestra conciencia no se forma en lo real sino en el universo de los medios, allí está "la verdad" y sus pontífices.

El incidente con los periodistas ocurre en el mundo de la ficción de los medios, allí adquiere la dinámica de show, se transforma, se potencia y se deforma, ya no cumple las reglas lógicas de lo real: en la pantallas aparecen "heridos en combates" rozagantes, sin una curita. Son agresiones que no ponen en peligro a nadie, sigue las leyes de los combates de utilería, o del mundo de los videojuegos. Esto no pasaría de una humorada si no fuese indicio de que el mundo real y el ficcional han perdido contacto, y cuando esto ocurre se siente cercano el hedor del fascismo. Y sus agresiones sí son reales, allí están pinochet, los desaparecidos del cono sur y un largo etcétera.

Es urgente que el peligro fascista a donde nos conduce el imperio se vea con seriedad. El fascismo no se detiene en batallas de videojuegos, se derrota con una ética del deber social, con un alto rigor en el pensamiento y en el estudio… Y, sobre todo, dejándose de pendejadas.

Se sabe que los cambios económicos se entrelazan con otros aspectos del resto de la sociedad, influyen a veces de manera inmediata en el comportamiento, modelan la cultura, la conciencia.

En la Revolución Bolivariana, que ocurre en medio de una feroz lucha de clases, se toman medidas económicas de carácter socialista y también se toman medidas de claro tinte capitalista.

Las medidas socialistas no consiguen romper el cerco mediático e ideológico para transformarse en conciencia. En contraste, las medidas capitalistas encuentran vía expedita en los medios de difusión, en los nuestros y en los de ellos, consiguen impregnar a la población, apuntalar sus valores, su cultura.

La política se ve fuertemente influenciada por esta situación, el acuerdo de facto que existe en la economía entre capitalismo y la intención socialista no es estéril, tiene vida, se mueve, intenta profundizarse y complementarse con una clara expresión política: el pacto.

Los grandes capitalistas industriales y financieros buscan corresponder la fuerza que tienen en la economía con una expresión política, de gobierno, que les pertenezca, que sea sumisa. Es decir, los capitalistas necesitan reeditar el pacto que ya funciona en lo económico.

No es casualidad que la política de hoy oscile entre el golpe fascista y la construcción de puentes entre las fracciones capitalistas de adentro y de afuera del proceso. Allí se inscriben los pujos de los periodistas por hablar con el comando de capriles, llevan agua al molino de la concertación, ella los arropa.

Ya sabemos que las burguesías nacionales funcionan como apéndices del imperio capitalista, de allí se nutren en lo económico, en lo cultural, en lo político. Por eso los intereses del imperio y de la oligarquía coinciden en la necesidad de dar otro carácter, "menos soberano", al gobierno revolucionario.

Los golpistas y los pactistas-reformistas tienen el mismo interés: paralizar el avance socialista. Los golpistas plantean aplastarlo, los pactistas intentan morigerarlo quitándole vitalidad, castrándolo, haciendo que pierda personalidad, que se confunda con los oligarcas, que se diferencie sólo en la forma, no en el fondo. Eliminarlo poco a poco, de manera vergonzante, escribiendo un poema de amor en la daga que lo asesina.

Los reformistas abren camino a la salida fascista, su conducta confunde a la población, su soberbia los separa de la realidad, los confina a la ficción de los medios: si aparecen en pantalla todo está bien, su mundo no rebasa las pocas pulgadas del televisor.

Es necesario romper el cerco del universo mediático, que el humano sustituya a la pantalla. Es urgente construir un tejido social y, valga la repetición, de toda la sociedad, que vaya desde lo nacional hasta lo capilar, que le dé sentido orgánico a la sociedad y nos una en un solo esfuerzo. La política, lo social, lo económico, así integrados, hechos sociedad, son el Socialismo. Desechemos la ficción y construyamos el Socialismo en la realidad.

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